Las vacunas no evitan la enfermedad, pero sí ayudan a reducir los signos clínicos asociados a ella y a disminuir la diseminación de los virus y, con ello, el contagio a otros caballos.
La vacuna de gripe o influenza equina está compuesta por virus completos inactivados que permiten la estimulación del sistema inmune, así, cuando el caballo se contagia, la respuesta de las defensas es más rápida y más eficaz.
El tétanos está producido por una bacteria que entra a través de las heridas, de ahí la importancia de la vacunación contra dicha bacteria, ya que puede llegar a producir la muerte si el caballo no está protegido y no se trata a tiempo.
Para todos los caballos en general:
Para yeguas gestantes:
El herpesvirus provoca alteraciones respiratorias, abortos, transtornos neurológicos e incluso la muerte. Además, es altamente contagioso y se contagia de caballo a caballo a través de las secreciones oculares y respiratorias.
Otro factor importante de este virus es que puede quedar latente dentro de un caballo, es decir, sin causarle la enfermedad; pudiendo activarse en casos de estrés, transporte, otras enfermedades, etc.
El virus de la Fiebre del Nilo Occidental provoca principalmente síntomas neurológicos que van desde debilidad en los cuartos traseros, problemas de visión, ataxia, golpear la cabeza contra objetos fijos, andar sin rumbo, convulsiones, andar en círculos, hasta coma y muerte.
La importancia de la desparasitación reside en la prevención de las lesiones causadas por los parásitos. Estas lesiones dan lugar a pérdida de peso, heridas que no cicatrizan, enfermedades respiratorias, cojeras, cólicos, mal aspecto, diarreas y anemia, entre muchas otras, pudiendo llegar a provocar la muerte. Por esta razón las aseguradoras lo imponen como requisito.
El control de los parásitos no se basa solamente en la elección del mejor producto antiparasitario, sino en la combinación de una serie de medidas de control. Éstas son: